Skip to main content

Me encantan estas colinas de Aspres cubiertas de vides y matorrales y entrecruzadas con pequeños barrancos que son muchas arboledas muy verdes. No nací aquí, pero me siento como en casa. Aquí es donde elegí vivir, para empezar una familia.

Las 17 hectáreas de la finca están situadas a una altitud de 200 metros, debajo del lugar llamado «Pla del Rey», lugar de la histórica batalla llamada «Le Boulou» en 1794 (¡se encontraron trozos de balas de cañón o bayonetas mientras se araba!!).

«Las uvas fueron recogidas entre 12 y 13°, dice Fernand. Reuní las uvas Carignan y Garnacha en la cuba, las prensamos un mes después. El vino permaneció en la cuba durante dos años, nunca vio la madera. Hice el vino por mi propia idea».

Me gusta esta posición de balcón con vistas a la llanura del Rosellón, el mar a lo lejos.

A menudo oigo hablar del Canigou, pero me gusta especialmente la vista panorámica de las Albères, este último macizo de la cadena de los Pirineos, entre el paso de Perthus y el mar, con sus tonos de gris azulado al final del día.

Por supuesto, está el viento, la tramontana. Al principio, me puso los nervios de punta. Sin embargo, poco a poco, se ha ido invirtiendo. En invierno, solía salir y cortar syrah todo atado, gran suéter, parka, sombrero, capucha… El hecho de estar fuera, tan abucheado por el viento, que vuelves al trabajo, te reenfoca, y tu imaginación toma el control.
Hoy el viento me calma.